En primer lugar, en su círculo interno, tuvo que obtener el consenso de todos los miembros del Ayuntamiento, lo que consiguió por unanimidad, tras muchos debates sobre la utilidad pública, los riesgos medioambientales, financieros, etc.
En segundo lugar, frente al exterior, puesto que el Ejército realizaba ejercicios de tiro aéreo y terrestre, y estaba preocupado por la seguridad de la base aérea 120. La parte girondina del lago pertenecía al Ejército, particularidad que condicionaba las posibles actividades llevadas a cabo en él. En efecto, el municipio de La Teste de Buch dispone de un contrato con el Ejército (Autorización de Ocupación Temporal) que lo nombra como gestor del lugar. Pero esta autorización está condicionada al cumplimiento de varias obligaciones: señalización de las zonas de actividades náuticas, prohibición de conceder derechos a actividades comerciales, limitación del derecho de navegación en la parte militar del lago, etc.
Por último, los servicios estatales, las asociaciones de defensa del medio ambiente (SEPANSO, Forêt usagère, etc.) manifestaron sus reticencias y exigieron una compensación por la realización del proyecto:
- Protección total de los pantanos vecinos y de las orillas del lago hasta Peyroutas;
- Creación de un centro de exposición sobre el entorno natural (cabaña de la Gemayre);
- Apoyo al descubrimiento del entorno natural (paseos con guía, documentos informativos, etc.);
- Y, sobre todo, el lugar debía ser una “Escala para barcos” y no un puerto.